
Su cerebro se acelera, los niveles de cortisol aumentan y el perro entra en una situación de pánico que incluye temblores, esconder el rabo entre las piernas y ocultarse para buscar refugio en la casa.
El temor a las tormentas es un rasgo evolutivo del animal que al o largo de su historia le ha permitido salvarse de muchos peligros como caída de árboles o rayos.
Además su fino oído hace que perciban con mucha más intensidad la lluvia y los truenos, de ahí que ya comiencen a ponerse nerviosos mucho antes de que nosotros escuchemos la tormenta.
En estos casos, hay una serie de consejos que pueden ayudar a que el perro pase un mejor rato:
– Cerrar bien puertas y ventanas. Esto permitirá amortiguar algo el ruído y al mismo tiempo evitaremos que escape de casa por miedo. También podemos cerrar las persianas para que no vea los resplandores de los rayos.
– Proporcionarle distracciones como juguetes, caricias, comida…para que vea la tormenta como algo positivo. Nuestra presencia siempre le servirá para estar más tranquilo
– Poner música instrumental que puede ayudar a que esté más relajado
– Proporcionarle un refugio o techo, sobre todo para los perros de fincas. Para los de piso suele ser útil que estén debajo de la cama o bajo mantas
– En casos muy acentuados lo mejor es consultar al veterinario o al etólogo canino (veterinario especialista en comportamiento animal)