El-gato-en-una-jaula-de-transporte

¿Y que el problema suele comenzar con la pelea para meterlos en su transportín?
Si conseguimos que el transportín deje de ser un lugar desagradable para el gato, conseguiremos que la visita al veterinario o a cualquier otro sitio sea mucho menos estresante.
Lo primero que debemos comprender es que a los gatos les gusta la rutina, se sienten cómodos con todo aquello que les resulta familiar y predecible.
Sin embargo, reaccionan con desconfianza e incluso agresividad ante lo nuevo, necesitan tiempo para adaptarse a lo desconocido.
Por eso el gato necesita un periodo de adaptación al transportín, al coche, a la clínica…no podemos pretender forzarlo a entrar en sitios desconocidos, con olores distintos, sin escapatoria…y que lo acepte de buen grado.
Debe asociar el transportín con experiencias positivas y que formen parte de su rutina diaria para que acabe entrando en él voluntariamente.
De ahí que se recomiende dejar el transportín abierto en un lugar de la casa donde el gato pase mucho tiempo. Se puede poner una manta con su olor dentro para que lo use como zona de descanso. Esa manta se debe dejar en el momento del transporte a la clínica y se puede añadir alguno de sus juguetes favoritos. Los premios ya sea con comida o caricias siempre que se pueda servirán para que lo asocie a estímulos positivos.

Lo ideal es acostumbrar al gato al transportín desde joven y mantener la calma en esos momentos, ya que pueden percibir nuestro estrés.

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